jueves, 9 de septiembre de 2010

Miércoles 08 de septiembre

Estábamos en una clase, que era un cuarto oscuro de una casona antigua. El profesor no sé si estaba en mi registro o no. Jamás le vi la cara. Él nos dio puré y accesorios, distintos para cada alumna. A mi se me ocurría una gran historia con el vestido que me había tocado y el puré. Le ponía el vestido a una muñeca mia que estaba desnuda y comenzaba a construir, en mi mente, el relato. Se pasaba el tiempo pero yo no lo notaba. El profesor avisaba que, en breve, debíamos entregar. Estaba B. G.L acostada en un sillón, con una enagua y unas medias de encaje, muy relajada. "Yo terminé hace rato. ¿Te falta mucho?." - me preguntaba. Yo, enojada porque no había escrito nada le contestaba de muy mal modo: "Por favor, no me interrumpas. No logro que este puré me quede con la forma que quiero y tengo que entregar ya esta historia". Mientras decía esto, yo revolvía en un enorme plato azul la porción de puré que me había tocado. Pero no lograba darle forma. Frustrada, inventaba una historia rápida de una nena que construía un castillo ... . Aparecía caminando por la calle contándole lo que me había pasado a una compañera de clase que, creo, era G. B.. Ella no me prestaba atención alguna y esto me ponía de pésimo humor. Mi verdadera historia era mucho más rica que la que le había entregado al profesor. Mi protagonista encontraba un castillo donde ella se hacia un amigo. Era un castillo tubular que descendía hacia las profundidades y parecía no tener fin. Pero allí ella se encontraba con su amigo para jugar. Hasta que un día fue y encontró el lugar deshabitado. Su amigo se había esfumado de la faz de la Tierra. Y seguía mucho más. Me levanté agotada y no logré recordar más nada ...

No hay comentarios:

Publicar un comentario